viernes, 22 de agosto de 2008

AFORTUNADA


En Afortunada, Alice Sebold se centra en la traumática experiencia de su violación, el posterior arresto de su agresor, seis meses después y, tras un encuentro casual con él en la calle, los penosos trámites de la identificación y el posterior juicio. También nos habla de su reacción psicológica ante el hecho de la violación (cómo intentaba ser fuerte para evitar el drama a familia y amigos, el profundo deseo de venganza hacia su violador e incluso un cierto matiz de culpabilidad porque éste era negro, por lo que muchos podían confundir sus sentimientos con cuestiones raciales que para ella no tenían ninguna influencia) y la incomprensión de los que la rodeaban, incapaces de ofrecerle el consuelo que ella necesitaba. Pero Alice Sebold prefiere resaltar los aspectos de superación positivos antes que lamentarse por esto o por los acontecimientos vividos tras ganar el juicio -y conseguir, cosa infrecuente en los años 80 en Estados Unidos, la condena más dura para su violador-, con la agresión sufrida por su mejor amiga y su propio descenso al infierno de las drogas y el alcohol, que ocupan un pequeño espacio en el libro, pero en el que en ningún momento se oculta su miseria.

Muy importante en la narración de Afortunada es la relación de la autora con su familia; el amor, pese a que no eran precisamente un dechado de demostraciones cariñosas entre unos y otros, y también la incomprensión que aun así la une a su poco tópica familia, integrada por un padre profesor universitario de Literatura española que sólo parecía feliz entre sus libros y al marcharse a España cada año durante varios meses; una madre ex alcohólica, con continuos ataques de ansiedad que solían truncar los momentos más importantes para Alice y una hermana mayor, Mary, la perfecta chica americana, tan ajena al sufrimiento de su hermana.

Afortunada es un libro duro, que en ningún momento suaviza o banaliza los hechos que narra, que te deja una reconfortante sensación de superación personal después de tanto sufrimiento, pero que no esconde el tremendo dolor y la multitud de cosas perdidas aquella noche de julio de 1981 para una chica joven y llena de esperanzas e ilusiones.

1 comentario:

María dijo...

Yo ahora estoy leyendo un libro que está muy bien, pero no tiene nada que ver con éste que nos comentas, pero de todas formas, lo tendré en cuenta y tomaré nota de él.

Te deseo un feliz fin de semana, y te dejo un beso.